sábado, 2 de abril de 2011

Private Wealth Management (y sobre aprender)



Hice mi primer curso de formación hace más de 25 años y luego me dediqué "a trabajar", como ejecutivo, empresario, consultor, docente, ... y es cierto que "haciendo", gestionando talento y tomando decisiones se aprende mucho, muchísimo.

Desde 2008 cada año tengo un reto académico y he cursado programas ejecutivos en escuelas de prestigio, además por varios motivos; este año serán dos: acabo de cursar uno en Marzo con la Universidad de Chicago Booth (Private Wealth Management Spain, cuya alma es Stuart Lucas en la foto, profesor de la Chicago) y el otro lo haré en Julio en Stanford.

¿Que he aprendido sobre Wealth Management que ya no sabía, habiendo manejado activos más o menos sofisticados e invirtiendo centenares de millones de dólares cada año desde aprox. 15?

Muchas cosas. Nuevos puntos de vista, nuevas investigaciones que demuestran lo erroneo que estaban las antiguas sobre ciertos productos financieros y sobre todo el hecho que los tsunamis que recorren las empresas con regularidad (el último en 2008) cambian las reglas del juego e introducen nuevas variables, nuevas notas al pentagrama.



Si tuviera que extraer un consejo, uno, diría que es aconsejable invertir ahorros y flujos de cajas "dormidos" en renta variable con productos indexados, es decir, con Fondos que representan de forma proporcional a los mercados bursatiles de todo el mundo;  parece que es muy difícil "batir" al mercado en su globalidad (lo que en la jerga financiera se llama tener "alpha" positivo), sobre todo invirtiendo en productos de riesgo mediano (en la jerga, con bajo "beta").


De hecho en España en los últimos 10 años sólo el 3% de los fondos (30 sobre 935) ha conseguido batir su indice de referencia: además los productos "fancy" que baten estos índices suelen rendir menos a sus inversores, en cuanto sus gestores se embolsan generosamente los "alphas" generados y un poco más, cuando las cosas van bien, mientras te dejan tirado cobrando igualmente sus comisiones de gestión, cuando las cosas van muy mal.


Por lo tanto una cartera ideal debería estar diversificada (con renta fija y variable, commodities, fondos inmobiliarios, divisas, etc.), tener productos con correlación baja (es decir que no suban o bajen a la vez) y con una tasa de riesgo proporcional al perfil de cada uno.

Pero sobre todo, sobre todo, he conocido en un entorno de confianza y compañerismo a muchos colegas, a muchas personas que ya forman parte de mi vida y que consultaré cuando tenga dudas (y que espero me consultarán cuando las tengan ellos).

Formarse tiene esta magia: nuevos conocimientos, nuevos ángulos y nuevas personas en tu vida, pero depende de nosotros aprovechar al máximo cada clase, cada sesión, compartiendo con generosidad dudas, conocimientos y experiencias.