Para preparar vuestros pitches
estelares de cada día quiero compartir este post de mi compadre Ramiró Casó sobre como hacer una buena presentación, inspirandose en Derek Sivers y en su charla en Ted sobre la relatividad de nuestras verdades.
En
su charla, Derek nos demuestra con un ejemplo muy simple que nuestros
convencimientos pueden dar paso justo al convencimiento contrario, pero
lo que importa es la metodología que utiliza para demostrar su tesis.
Os dejo con el post de Ramiro.
Abrazos,
Antonio
Derek Sivers es un payaso.
Esa descripción profesional, que a mi siempre me ha causado
gracia, esconde el verdadero talento detrás de este interesante personaje,
quien además de haber trabajado en un circo, resulta ser, entre otras cosas,
un exitosísimo empresario musical.
Lo traigo a este blog porque siento que en el talento de Sivers
se puede resumir casi todo lo que hablamos en las tres sesiones del PPT Boot
Camp que dictamos con el apoyo de nuestros amigos de Animal Costa Rica, y que acabamos de cerrar el
pasado viernes.
Como pueden apreciar, Sivers es un presentador genial, que tiene
el particular poder de transmitir una idea de forma poderosa en apenas unos
pocos minutos. Repasemos lo que hace a esta presentación una pequeña obra
maestra utilizando el mismo esquema que usamos para organizar el taller.
Planificación
Es evidente que Sirvers realizó un trabajo previo importante
para transmitir una sola idea, la cual pudiésemos parafrasear en algo
como "no existen
verdades absolutas". Es válido asumir que el autor se
sentó primero a decidir qué era lo que exactamente quería decir, para luego
definir la forma de hacerlo. Su estructura es, como su idea, sólida y sencilla:
nos lleva de la mano por un lado del mundo que no nos es familiar (oriente)
para demostrarnos que aquello que damos por sentado, en otros lugares ocurre exactamente
al revés. Maneja el contraste de manea impecable, sorprendiéndonos en cada
nueva lámina. Recurre más a la historia que al dato y no abusa del tiempo: lo
que tiene que decir lo dice en un par de minutos. Por último, termina su
presentación con fuerza, expresando literalmente la idea que quería transmitir,
para que no queden dudas.
Diseño
El uso que hace de las láminas es también brillante y simple.
Utiliza al principio el recurso de Google Maps y la iconografía que lo
distingue para contarnos dos historias contrastantes. No necesita hacer nada
más. Luego nos pasea por fotografías que acompañan su discurso y que potencian
la historia que nos está contando. No hay palabras, ni bullets, ni grandes
bloques de texto. Su apoyo visual es justamente eso: un apoyo visual.
Delivery
En estricta línea con los dos puntos anteriores, su estilo al
presentar es simple pero potente. Empieza con una historia y termina con un
dicho que resume su idea. Su forma de hablar es sencilla y alegre. Pero quizá
lo más importante es el ritmo y el manejo que hace de las láminas. Esto se nota
de manera especial en las anécdotas de las direcciones en Japón y los
EEUU. Es tan fluido su manejo de la presentación, que no parece que usara
láminas. Sin embargo allí están, con animaciones y transiciones discretas (cero
efectos especiales escandalosos que en nada contribuyen a su relato). Al final
se siente como si hubiésemos estado tomándonos un café con Derek mientras lo
oíamos reflexionar sobre su experiencia en aquellos lejanos lugares.
***
Yo no dejo de asombrarme cada vez que me paseo por estos 2
minutos 42 segundos. En el taller que dictamos con Carlos Jiménez, nos
esforzamos para tratar de convencer a quienes asisten, de que ésa forma de
presentar no sólo es la ideal, sino que puede aplicarse prácticamente a toda
idea que uno quiera comunicar, independientemente de si se trata de estados
financieros o campañas publicitarias.
¿Cuántas cosas no mejorarían si más gente lograra transmitir
ideas con la claridad y potencia con que lo hace este señor?
Una buena presentación, decimos en el taller, es aquella
que logra transmitir una idea haciendo uso de la menor cantidad de recursos
posibles. O para decirlo tomando de
referencia al gran Julio Cortázar, una buena presentación es como un
buen cuento, debe ganarte por knock-out.
Este payaso lo tiene clarísimo.
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