domingo, 28 de noviembre de 2010

He works for blessings




Hasta hace poco había docentes que se guardaban una información para sus clases, sin compartirla con los colegas de su Institución y de todo el mundo: esto hacía que un libro, un portal web, un vídeo, un artículo, las “mejores practicas” de interés, se quedaran limitadas y suscritas a un entorno pequeño de elegidos.

Hoy hemos aprendido que el mejor sitio para una información valiosa es la red, donde puedan acceder millones de personas, a través de su PC o de su móvil, compartiendo, en beneficio de todos.

Seth Godin del que ya he hablado mucho, acaba de publicar un libro que se llama “Linchpin: Are you indispensable?” (2010, Portfolio).

El Linchpin es el mecanismo sencillo que sujeta el eje de una rueda, un elemento primario que permite la funcionalidad de sistemas complejos.

En el mundo de la empresa, los linchpins son aquellos trabajadores que hacen la diferencia, que innovan, crean, se arriesgan, toman iniciativas sin permiso, aceptan el fracaso como algo natural en su desarrollo profesional.

Gareth Jones los llama “Clever” (en el libro del mismo título): aquellas personas que con los mismos recursos que los demás, consiguen beneficios desproporcionados. Leo Messi, Cristiano Ronaldo son “clever” en el mundo del football.

Ser un Linchpin no significa ser perfecto o tener una performance “six sigma” (3.4 errores cada millón) o no fallar nunca: es ser “arte” y como tal, remarcable, diferente, creando tendencias. 

La “vaca púrpura” del libro homónimo de Seth que se diferenciaría del millón de vacas que pastan a lo largo de una carretera y que ya “no vemos” después de haber visto muchas.

Un dibujo del Picasso cubista, una canción en vivo de Bob Dylan, un partido de Rafa Nadal, … no son perfectos, no se pueden copiar, son irrepetibles.

Les aconsejo leer este libro y para animarles, les adjunto un párrafo que define perfectamente su núcleo duro: aquí describe al camarero de una cafetería que “trabaja para recibir cumplidos, bendiciones, por parte de sus clientes”.

Se puede trabajar con arte sirviendo cafés, limpiando mesas y sobre todo “recorriendo una milla extra”, cambiando el mundo un poquito para algunos, entregando más valor del esperado (la clave de la satisfacción y lealtad).

(Gracias a mi Principessa Isabel por copiarme el párrafo)

He Works for Blessings

David has been working in the midtown branch of Dean and Deluca for six years. This mini-chain of high-end coffee shops in New York
has very high turnover, so six years is quite an achievement.

I met David while having coffee with a friend. The first thing I noticed
was that he had walked over to a line of tourists and cheerfully
said, “Hey ,guys! We have another bathroom upstairs. No need
to wait.”

With a smile, he moved away, energetically cleaning
off tables and straightening things that didn`t seem particularly
crooked to me.

If this was menial labor, no one told David.

As the hour wore on, I saw him greet people, help without asking,
offer to watch a table or get something for someone. In a coffee
shop! I asked him about his attitude. He smiled, stopped for a
second, and told me, “I work for blessings.”

Almost anyone else would have seen this job as a grind, a dead end,
a mind-numbing way to spend six years.

David saw it as an opportunity to give gifts. He had emotional labor to contribute, and his compensation was the blessings he got from the customers (his customers).

His art was the engagement with each person, a chance to change her outlook or brighten his day. Not everyone can do this, and many who can, choose not to.

David refused to wait for instructions.

He led with his art.

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