62 colegas de 28 países son lo mejor del curso ejecutivo que estoy cursando en Stanford, en la Graduate School of Business: se trata de aprender como acelerar empresas garantizando un crecimiento sostenible y sostenido.
Esta Institución está en la vanguardia de la entrepreneurship: para tener una idea, la mayor parte de los ingresos que Stanford recibe en conceptos de patentes viene de Google, creada aquí hace unos años por Larry y Sergei que cursaban su MBA.
Aquí se estudian empresas que han tenido crecimientos de 3 cifras por muchos años o que han tardado tiempo en encontrar la senda adecuada, pasando por redefiniciones brutales, problemas legales, crisis múltiples (la de 2001 y la de 2008), del Paraíso al Infierno al Paraíso, siempre con la gente, las personas y sus sueños en primer plano.
Emprender es gestionar talento y sueños y aquí, la cuna de la tecnología, no se habla de otra cosa.
Tardaré tiempo en digerir lo aprendido hasta ahora, de los más de 70 casos estudiados a fondo, a veces contados por sus protagonistas que recrean en el aula las tensiones, las decisiones, los éxitos y los fracasos. Inolvidable Guerino de Luca y su lucha en Logitech, o las palabras y visiones de Condoleeza Rice, de su 11 de Septiembre de 2001 en el ataque a las torres o de su 11 de Septiembre de 2008 con el derrumbe de Lehman Brothers.
Pero lo mejor, lo mejor con diferencia de esta experiencia son mis 62 colegas, mis nuevos amigos, mis socios ya en nuevas aventuras y su generosidad y ganas de compartir como ya pasó en mis cursos anteriores en Madrid, Londres, Chicago y Boston.
Hoy me siento muy, muy afortunado por tenerles a todos ellos y poder contarlo aquí, en nuestro espacio. Si quieren hacerse un regalo, métanse en un curso y aprendan, sobre todo de si mismos.