miércoles, 6 de marzo de 2013

Crecimiento Económico desde la perspectiva de la Empresa Española


El Círculo de Empresarios acaba de publicar un documento sobre el crecimiento económico visto desde las empresas Españolas: la clave reside en un entorno de libertad de empresa y en la cultura de los ciudadanos, a lo que debe acompañar la acción de las autoridades económicas.

Es deseable que el crecimiento económico estable y sostenido se apoye en tres pilares fundamentales: democracia, economía de mercado e imperio de la ley y el Círculo de Empresarios considera que la inmensa mayoría de empresas de nuestro país cumplen una función social altamente apreciable, crean riqueza y empleo y desarrollan su actividad siempre en el marco de la legalidad.

Como CEO y Chief Optimistic Officer de CEOE Internacional, comparto aquí su resumen ejecutivo: creo que TOD@S debemos aportar nuestro granito de arena en esta dirección.

RESUMEN EJECUTIVO

Crecer es producir más y a una relación calidad-precio que permita vender esa producción a más consumidores, nacionales o extranjeros. Para crecer necesitamos exportar más, además de ser los productores, en la mayor medida posible, de todo aquello que consumimos dentro de España. Y para ello no valen los proteccionismos, sólo el ser competitivos.

No parece discutible que la internacionalización es la base para salir de la crisis y para lograr un crecimiento sostenido. Y los países emergentes conocen bien esta lección: el aparente milagro de Brasil, Rusia, India, China o Turquía consiste en que en los últimos 30 años han multiplicado sus exportaciones per cápita por entre 7 y 80 veces; lo cual ha permitido que su renta per cápita se multiplique por entre 5 y 30 veces. Y no es casual que los países más desarrollados del mundo sean también grandes exportadores; o que la propia España lograra entre los años 60 y 80 su mayor prosperidad reciente: el impulso a la exportación gracias a la llegada de capital extranjero y la explosión del turismo fueron los protagonistas del despegue.

¿Qué hacemos bien hoy y en qué necesitamos mejorar en internacionalización?

Somos un país muy endeudado, pero muchas cosas van bien, más de las que creemos:
El crecimiento de las exportaciones (+22% entre 2007 y 2012) y la contracción de importaciones (-10% entre 2007 y 2012) pueden permitir que en 2013 eliminemos nuestro crónico déficit por cuenta corriente.

El saldo de inversión directa neta de empresas españolas en el extranjero ha pasado de ser negativo en 90.000 millones de euros hace una década a ser positivo en 16.000 millones de euros en 2011. Ello supone un flujo significativo de rentas que vuelven a España.

Los turistas internacionales que nos visitan siguen aumentando, y permiten que España mantenga su liderazgo en el sector (segundo país del mundo y primero de Europa en ingresos por turismo internacional). Liderazgo muy meritorio, dada la fortísima apuesta por este sector de la mayoría de potencias emergentes, cuyos operadores turísticos gozan de costes (inmobiliarios y salariales) incomparablemente más bajos que los españoles.

Tenemos empresas líderes en servicios (banca minorista, telecomunicaciones, ingeniería, infraestructuras, energía, seguridad…) y en donde la presencia internacional supera la nacional (en el conjunto de empresas del IBEX más del 60% de los ingresos proviene del exterior).

En el campo más vulnerable a la competencia asiática, las manufacturas, tenemos empresas de primera fila que muestran que podemos competir con éxito, dentro y fuera de España.

También en bienes de equipo tenemos claros ejemplos de dinamismo, competitividad e internacionalización.
Tenemos un tejido empresarial mediano que, aunque no goza de la suficiente visibilidad, ha crecido desde la entrada en el euro y ha permitido crear empleo.

Aunque en España no tenemos más de 25.000 empresas con más de 50 empleados, tenemos unas 40.000 empresas que exportan regularmente.

Desde 1999 el número de empresas españolas ha crecido un 27%, incremento centrado en las medianas y grandes empresas internacionales. Y hemos creado 1,7 millones de empleos.

España es el segundo país del mundo con más escuelas de negocios en el top 25 mundial después de EEUU, contando con tres: IESE y ESADE en Barcelona e IE en Madrid. En 2012, cerca del 90% de sus estudiantes de MBA fueron extranjeros.

Aunque tenemos también asignaturas pendientes de cara a la
internacionalización:

Clarifiquemos conceptos. La inversión (especialmente la tendente a la exportación) crea empleo y el empleo crea consumo. Primero va la inversión, luego el empleo y luego el consumo. No invirtamos los términos.

Aunque el tamaño óptimo dependa del sector, es necesaria para la exportación una masa crítica mínima, generalmente coincidente con la empresa mediana. Y tenemos un déficit de ellas frente a Alemania, Francia u Holanda.

No producimos la cantidad de investigación, desarrollo e innovación que necesitamos, aunque estamos mejorando.

Crecimiento económico desde la perspectiva de la empresa española

Debemos facilitar el desarrollo de los sectores industriales nacionales, que cuentan con empresas de mayor tamaño y son la principal fuente de I+D y de exportación.

Para competir en coste es necesaria flexibilidad laboral (hemos avanzado), salarios razonables acordes a la productividad (el salario mínimo en España no es alto pero las cotizaciones sociales son elevadas), pero también evitar estímulos que desincentiven el empleo.

Otros costes que se pueden modular desde una perspectiva macroeconómica son: financiero (disciplina fiscal del Estado como base para recuperar la credibilidad y reducir la prima de riesgo), fiscal (reducir esta carga requiere profesionalizar y reducir la Administración), regulatorio (unidad de mercado y reducción de barreras a la creación de empresas).

Los costes de producción chinos suben, y los españoles están bajando. Si optimizamos los costes españoles y somos capaces de mantener la industria manufacturera española a pesar de la competencia emergente, en unos diez años seremos competitivos. Si la dejamos morir, no podremos recuperarla.

La planificación de la educación es básica para que se adapte a las necesidades productivas del país (excesiva población universitaria sobre-capacitada para la labor que realizan y falta de formación profesional especializada).

El conocimiento de idiomas es condición necesaria para la internacionalización. Pero sólo un 20% de la población adulta en España habla inglés (frente al 85% en Holanda, 55% en Alemania, 35% en Francia…).

Del mismo modo que necesitamos desarrollar el conocimiento de otros idiomas, debemos también impulsar las ventajas derivadas de la presencia y atractivo de nuestro idioma, nuestro patrimonio cultural y nuestro talento y capacidades artísticas en el mundo.

Necesitamos una Administración Pública eficiente, más reducida y volcada en el fomento de la actividad exterior; y ello requiere su profunda reforma.

Una comparación de España con el gran exportador europeo, Alemania, muestra que en Alemania hay muchas más empresas medianas y grandes (dan empleo a un 60% de los empleados totales, frente al 40% en España), que habla inglés casi el triple de gente que en España, que la inversión en I+D es doble en relación con el PIB y que tienen una fuerza laboral más acorde a las necesidades reales de su economía, con un porcentaje de universitarios muy inferior (28% de ocupados con educación superior -con mucho acento en la Formación Profesional especializada- frente al 38% aquí).

Parece claro que hay bastante que hacer. Empezando por imitar los muy buenos ejemplos que ya tenemos en casa.

El presente documento del Círculo de Empresarios recoge una serie de propuestas para la definición de un nuevo modelo de crecimiento para España que le permita ser una economía competitiva en 2020. Algunas de las propuestas han sido recientemente tratadas por el Círculo de Empresarios, otras lo serán en documentos y actividades venideros. Esencialmente proponemos:

Facilitar el desarrollo de los sectores industriales. Para ello se propone impulsar el tamaño empresarial y reducir los costes operativos (energéticos, logísticos y laborales) y burocráticos.

Fomentar la I+D+i: más recursos y mejor uso de los que tenemos. Más “i” de innovación aplicada. Que la empresa sea el cliente del investigador.

Planificar la educación. Prioridad a los idiomas desde edades tempranas, potenciación de la formación profesional especializada, mayor selección y exigencia en la formación universitaria.

Facilitar la financiación. Disciplina fiscal del Estado como base para reducir la prima de riesgo y el crowding-out (desplazamiento del sector privado por el sector público). Paralelamente, desarrollo de mercados alternativos a la financiación bancaria, para cotizadas y no cotizadas.

Reducir otros costes (regulatorios, fiscales, inmobiliarios y corporativos).

Mejorar el entorno socio-económico. Distintos ámbitos de actuación: política de inmigración; demografía (fomento de la natalidad); cultura (responsabilidad, trabajo, justicia y proyecto común frente a la queja, subsidio, corrupción e individualismo), uso de internet como impulso de la productividad, fomento del espíritu empresarial, calidad institucional.

Avanzar con Europa. España no puede entenderse sino integrada en un proyecto europeo común que debe ir a más tanto en el aspecto económico como político.

Aprovechar nuestras fortalezas (calidad de vida, clima, idioma, infraestructuras, localización geoestratégica, sistema sanitario…) para atraer inversión, talento y consumo exterior. España debe ser la Florida de Europa, sin renunciar a ser también su California.