Quiero contaros como me metí en el mundo del Capital Riesgo, un sector muy poco conocido por el público y con escasa actividad en España, siendo uno de los principales motores de la innovación urbi et orbi.
Empecé a aprender este negocio cuando todavía no sabía ni lo que era: yo aspiraba en ser doctor en Ciencias en Pisa y me ganaba la vida trabajando en verano donde podía: un año como GO (Grand Organizateur) en un Club Mediterranee en Santo Domingo, otro año dando clases de equitación en un complejo deportivo, .. hasta que un año acepté una oferta de una empresa que trabajaba para Alitalia, para trabajar de asistente en Nueva York para los clientes que se quedaban en tierra debido al overbooking que se empezaba a practicar alegremente.
Corrían los rumbosos años 80: los brokers de Wall Street tenían 25 años, un Porche Carrera y vivían en el Village o en el Upper East Side, gastando como jeques; cuando nos ibamos a tomar una copa en los bares de moda (el "O" bar era nuestro preferido, por las modelos famosas que lo frecuentaban): nosotros teníamos que ir a escote, mientras estos chicos que tenían nuestra edad, parecían ejecutivos super expertos y avezados, iban muy bien acompañados y derrochaban champagne a toda pastilla (adivinen con quien estaban Linda Evangelista y sus amigas).
En aquel periodo el ídolo de Wall Street era Michael Milken, el rey de los bonos basura y de la teoría de que una empresa vale más si se vende en trozos que entera: con las ganancias de los "junk bonds" compraban empresas en dificultad, las despedazaban sin piedad y vendían los trozos por separado: así acabó la principal línea aérea de Estados Unidos, la principal empresa de seguros, ...
La película "Wall Street" retrata este período con mucha eficacia: en el video de arriba un joven Michael Douglas interpreta a un tiburón financiero inspirado en el propio Milken: su monologo "greed is good" es ya un clásico del cine.
El final feliz de esta historia es que Milken acabó en la cárcel arruinado, los junk bonds perdieron todo su valor y la gente aprendió en distinguir entre lo bueno y lo malo.
Corrían los rumbosos años 80: los brokers de Wall Street tenían 25 años, un Porche Carrera y vivían en el Village o en el Upper East Side, gastando como jeques; cuando nos ibamos a tomar una copa en los bares de moda (el "O" bar era nuestro preferido, por las modelos famosas que lo frecuentaban): nosotros teníamos que ir a escote, mientras estos chicos que tenían nuestra edad, parecían ejecutivos super expertos y avezados, iban muy bien acompañados y derrochaban champagne a toda pastilla (adivinen con quien estaban Linda Evangelista y sus amigas).
En aquel periodo el ídolo de Wall Street era Michael Milken, el rey de los bonos basura y de la teoría de que una empresa vale más si se vende en trozos que entera: con las ganancias de los "junk bonds" compraban empresas en dificultad, las despedazaban sin piedad y vendían los trozos por separado: así acabó la principal línea aérea de Estados Unidos, la principal empresa de seguros, ...
La película "Wall Street" retrata este período con mucha eficacia: en el video de arriba un joven Michael Douglas interpreta a un tiburón financiero inspirado en el propio Milken: su monologo "greed is good" es ya un clásico del cine.
El final feliz de esta historia es que Milken acabó en la cárcel arruinado, los junk bonds perdieron todo su valor y la gente aprendió en distinguir entre lo bueno y lo malo.
La realidad de la empresa de capital riesgo que fundé era muy distinta: nosotros nos dedicábamos a financiar sueños y hemos hecho feliz (y muy rica) a mucha gente; el fracaso es parte del negocio y aprendes a distinguir a las personas por el fuego que llevan dentro.
Las cosas se ven muy distintas desde un consejo de administración (donde estoy ahora) que desde la línea de fuego (donde estaba entonces), aunque en nuestro caso, a pesar de ser parte del primer o segundo grupo bancario del mundo, en los consejos invitamos a los ejecutivos que están en trinchera, que tienen contacto real con el mercado, que siguen equivocándose y asumiendo sus errores como parte de su aprendizaje.
Aconsejo trabajar a todo el mundo en una empresa de VC en algún momento: vuestro ego os lo agradecerá mucho mientras cuando en España haya la misma disponibilidad de recursos financieros “de riesgo” que hay en EEUU, nuestras PYMEs jugarán en otra liga.
Las cosas se ven muy distintas desde un consejo de administración (donde estoy ahora) que desde la línea de fuego (donde estaba entonces), aunque en nuestro caso, a pesar de ser parte del primer o segundo grupo bancario del mundo, en los consejos invitamos a los ejecutivos que están en trinchera, que tienen contacto real con el mercado, que siguen equivocándose y asumiendo sus errores como parte de su aprendizaje.
Aconsejo trabajar a todo el mundo en una empresa de VC en algún momento: vuestro ego os lo agradecerá mucho mientras cuando en España haya la misma disponibilidad de recursos financieros “de riesgo” que hay en EEUU, nuestras PYMEs jugarán en otra liga.
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